
Esta es la breve historia de una princesa que murió joven. Su vida fue un suspiro profundo que duró lo que dura una mariposa entre las manos. Pero tuvo tiempo de amar, un amor fugaz de una noche o de media, de segundos...
Es un cuento tan corto que no tiene principio y a penas tiene final. Se fue, mientras dormía, sin decir adiós.
Hoy supe de alguien (compañero nuestro) que también se fue, demasiado joven, sin decir adiós...
ResponderEliminarEn una página de cuentos no voy a escribir tacos, pero la rabia que siento es lo único que me dicta.
Besitos
Cuánto lo siento, amiga, desde aquí te envío el consuelo de unas letras. Primero es la rabia, luego llega la pena. Lo siento mucho.
ResponderEliminarMuchos besos y un abrazo muy fuerte.